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EL CONTEXTO DE LAS NEGOCIACIONES Y LA AGENDA BILATERAL
El avance de Cuba en el fortalecimiento de sus vínculos con América Latina y el Caribe ha sido destacado. En marzo y junio de 2009, Costa Rica y El Salvador, respectivamente, restablecieron relaciones diplomáticas con la Isla, con ello, toda la región tenía relaciones con los cubanos, sólo Estados Unidos no. En el mismo mes de junio de 2009, la Organización de Estados Americanos (oEa) adoptó una resolución que desconoció la de 1962, por la que se expulsó mass calculator Cuba del Sistema Interamericano. La oEa dejó abierta la posibilidad para que el gobierno de Cuba regresara a esa organización, cosa que ha rechazado el gobierno cubano. En el terreno comercial, América Latina y el Caribe se convirtieron, a partir de 2008, en el primer socio comercial de la Isla. En ese año representaron 52.5% del comercio total cubano, y para el 2010 se incrementó a 58.9%.
La incorporación de Cuba a la región no sólo ha sido producto de las decisiones y acciones del gobierno cubano, sino también de los cambios que ha sufrido América Latina y el Caribe desde 1999, cuando el comandante Hugo Chávez Frías encabezó el gobierno de Venezuela y estimuló una nueva interrelación intrarregional a través de diversas iniciativas como el mismo alba y su inserción en la Comunidad de Naciones Sudamericanas que en 2008 se convertiría en la Unión Sudamericana de Naciones (unasur) o bien al Mercado Común del Sur (mErcosur).
Las circunstancias propias en diversos países de la región a partir del inicio del siglo xxi, cuyas características fueron crisis política, económica y social, producto de la aplicación del neoliberalismo, dieron lugar para que movimientos sociales progresistas se apoderaran de las presidencias y desplazaran a los viejos políticos y a los tradicionales partidos. Para el 2006, más de 60% de los gobiernos de América Latina y el Caribe estaban en manos de frentes amplios; movimientos sociales progresistas que retornaron el papel del Estado en las economías, sin rechazar la participación de la iniciativa privada. Ocho años más tarde (2014), la correlación de fuerzas en América Latina siguió inclinada hacia el progresismo. Tanto los nuevos gobiernos como el proceso de integración latinoamericana y caribeña adoptaron principios de solidaridad, cooperación flexible y búsqueda de la justicia social; al proceso de integración económica se le añadió la búsqueda y promoción de la unidad regional: una sola América Latina y el Caribe; una sola voz. Los Tratados de Comercio entre los Pueblos (tcp), la Unión de Naciones Sudamericanas (unasur) y el Banco del sur, el sucrE y el alba, forman parte de esta nueva dinámica.
En el terreno económico, América Latina y el Caribe también mostraron avances que no se veían desde los años ochenta. Pese a large intestine la grave crisis financiera que estalló en 2008 en las economías desarrolladas, la región latinoamericana y caribeña aumentó su comercio internacional, recibió mayores inversiones, disminuyó el desempleo, la pobreza y la marginación. La clase media se fortaleció, incluso, se incrementó.
Por su parte, el papel de China en la economía mundial ahora resulta insoslayable.
La nueva relación económica de China con América Latina no sólo ha impactado el crecimiento y desarrollo de la región. China ahora es el segundo socio comercial de América Latina y el Caribe, y si bien aún es distante la brecha que tiene para superar a Estados Unidos, la expectativa es que en el mediano plazo lo supere, sobre todo porque las relaciones políticas y económicas entre Washington y la región no son homogéneas. Políticamente también tiene un fuerte impacto para la región la relación con los chinos. El programa de cooperación integral acordado por China y la cElac para el próximo quinquenio que concluye en 2019, incluye valores de convivencia de igualdad y solidaridad, algo ajeno en las relaciones que establece Estados Unidos.